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Elvira Hernández: Segunda poeta chilena en recibir el Premio Nacional de Literatura tras Gabriela Mistral

La escritora Elvira Hernández fue galardonada con el Premio Nacional de Literatura, reconociendo su trayectoria de más de cuatro décadas y su capacidad para documentar las grietas políticas y sociales de Chile en los últimos 40 años.
Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio

Esta semana, Elvira Hernández, destacada poeta chilena de 73 años, recibió el prestigioso Premio Nacional de Literatura, convirtiéndose en la segunda mujer en obtener este reconocimiento, luego de Gabriela Mistral. Autora de “La bandera de Chile”, un poema que se ha convertido en un clásico de la literatura chilena, Hernández ha sido una voz esencial en la poesía de resistencia que surgió durante la dictadura de Pinochet.

La obra de Hernández, que comenzó a tomar forma en los años 80, ha documentado las tensiones políticas y sociales que han marcado al país. Su poema “La bandera de Chile”, escrito en 1981, utiliza el símbolo patrio como metáfora de las divisiones y heridas abiertas por el régimen militar. Aunque inicialmente intentó publicar el texto sin éxito, este comenzó a circular clandestinamente y se convirtió en un referente de la resistencia cultural.

El crítico Federico Schopf prologó la primera edición del poema en 1991, destacando que “La bandera de Chile” simbolizaba la fragmentación y el exilio que vivía el país. Más de 30 años después, este mismo poema fue citado como una de las razones para otorgarle el Premio Nacional de Literatura. Según el jurado, el trabajo de Hernández “traduce el sentimiento de toda una época”.

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Una trayectoria revalorizada

En los últimos años, la obra de Hernández ha experimentado una notable revalorización, con la reedición de varios de sus títulos y la publicación de antologías. En 2018, fue reconocida con el Premio Iberoamericano Pablo Neruda, consolidando su lugar entre los grandes poetas chilenos.

Sin embargo, Hernández siempre ha mantenido un perfil discreto. Al recibir el Premio Nacional en la Biblioteca Nacional el pasado miércoles, expresó su emoción con humildad: “Estoy tremendamente emocionada, creo que esta vez me van a faltar palabras”, dijo antes de recibir una llamada del Presidente Gabriel Boric para felicitarla.

Cuando fue preguntada por El Mercurio sobre lo que significa seguir los pasos de Gabriela Mistral, Hernández respondió con modestia: “Este es un instante muy efímero, vendrán otras poetas. Tengo que estar en el lugar que me corresponde, que es el lugar protector que te entrega la poesía: un espacio no muy figurativo. El poeta tiene que cumplir la función de observar, no de ser observado”.

La poesía como refugio

Nacida como Rosa María Teresa Adriasola en Lebu en 1951, Hernández ha utilizado la poesía no solo como una forma de expresión, sino también como un refugio personal en tiempos difíciles. Durante la dictadura, fue detenida por la CNI, lo que marcó profundamente su visión y su escritura. En su antología “Yo no soy el espectáculo” (2020), recordó esos días oscuros: “Sobreviví porque la poesía estaba conmigo y permitió que no desmayara ante la violencia heredada de la que habló Gabriela Mistral”.

A lo largo de su carrera, Hernández ha explorado la ciudad y sus transformaciones, reflejando la tensión entre el espacio urbano y las vivencias personales. Obras como “Santiago Waria” (1992), “Santiago rabia” (2016) y “Ciudad cero” (2020) se enfocan en el paisaje urbano y las contradicciones de una ciudad que se debate entre el progreso y el conflicto.

Para Hernández, la poesía no solo es un acto de creación, sino una herramienta de supervivencia y conocimiento. “En el fondo, la poesía es un espacio protector. No es gratuito que nuestro país tenga tanto poeta”, reflexiona la autora. Su poesía es un testimonio de la resistencia cultural, un reflejo de las luchas políticas y sociales que han marcado a Chile en las últimas décadas.

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