Durante años, el Partido Comunista de China ha promovido el patriotismo en los medios estatales y en las escuelas, impulsando un fervor nacionalista que, en ocasiones, ha escapado de su control. Tres ataques con cuchillo en los últimos cuatro meses, dirigidos contra ciudadanos japoneses y estadounidenses, han desvelado lo que muchos describen como una campaña de "educación de odio".
En uno de los videos más virales del último año, una profesora golpea su escritorio mientras alecciona a sus estudiantes sobre la "enemistad de sangre" de China con Japón, recordándoles las atrocidades cometidas por el ejército japonés durante la Segunda Guerra Mundial. Los medios estatales elogiaron su actitud, y otros profesores compartieron el video.
El resentimiento hacia rivales extranjeros ha sido tolerado, e incluso promovido, por las autoridades chinas en las escuelas y redes sociales, donde los censores permiten que algunos puntos de vista florezcan mientras suprimen otros. Esta postura contradice la misión de Beijing de restaurar las conexiones globales que impulsaron su crecimiento económico en el pasado.
"El odio está presente en la educación de China"
Es lo que dicen en las escuelas, los medios y las películas patrióticas, comentó Wang Ke, un profesor retirado de la Universidad de Kobe que ha estudiado el nacionalismo en China y Japón. Según Wang, el Partido Comunista Chino sigue "lamiendo las heridas históricas" y conscientemente no deja que cicatricen.
Después del asesinato de un niño japonés de 10 años en la ciudad de Shenzhen, dos profesores de derecho de Beijing publicaron una advertencia en contra de la propagación del odio, instando a no usar el patriotismo como justificación para la violencia. Su comentario fue rápidamente eliminado de las plataformas en línea.
"China no enseña a su pueblo a odiar a Japón", afirmó el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores chino, Lin Jian, días después de la muerte del niño.
Textos educativos
Los libros de texto en China han destacado durante mucho tiempo las atrocidades de guerra japonesas y retratado a Estados Unidos como su rival ideológico. En un discurso reciente, Xi Jinping enfatizó la necesidad de estar vigilantes frente a Occidente.
El reciente resurgimiento del sentimiento anti-japonés se intensificó el año pasado después de que Beijing condenara a Tokio por liberar agua de la planta nuclear de Fukushima en el Océano Pacífico. Este acto, aprobado por la Agencia Internacional de Energía Atómica, desató una ola de odio en China.
En los últimos meses, varias escuelas japonesas en China se convirtieron en blanco de mensajes en redes sociales, lo que culminó en ataques violentos. Los ataques con cuchillo en junio y septiembre contra ciudadanos japoneses revelaron la creciente ola de violencia, impulsada por el odio en línea.