La Iglesia católica inicia una nueva etapa. El 7 de mayo arrancará oficialmente el cónclave sucesor del papa Francisco, donde 135 cardenales menores de 80 años votarán a puerta cerrada en la Capilla Sixtina para elegir al nuevo líder espiritual de más de 1.400 millones de fieles.
El portavoz del Vaticano confirmó la fecha mientras se anunció el cierre del célebre recinto adornado con los frescos de Miguel Ángel. Previamente, los cardenales participarán en una misa solemne en la Basílica de San Pedro.
Expectativas ante el cónclave
El ambiente previo refleja la tensión entre la necesidad de continuidad y los desafíos de una Iglesia global. Francisco dejó un legado marcado por la lucha contra los abusos sexuales, el rol de los laicos y mujeres, y la defensa de los pobres y migrantes.
“Nuestro deseo es encontrar a alguien que se parezca a Francisco, que no sea el mismo pero en continuidad”, indicó el purpurado argentino Ángel Sixto Rossi. Mientras, el cardenal italiano Giuseppe Versaldi destacó la necesidad de avanzar hacia el futuro.
Favoritos en el cónclave sucesor del papa Francisco
Entre los nombres que más resuenan está el del cardenal italiano Pietro Parolin, actual Secretario de Estado del Vaticano, a quien las casas de apuestas colocan como favorito. Le siguen el filipino Luis Antonio Tagle, el ghanés Peter Turkson y el italiano Matteo Zuppi.
La composición del colegio electoral es inédita: cerca del 80% de los cardenales fueron designados por el propio Francisco, lo que podría favorecer la continuidad de su línea pastoral.
Realidades y desafíos del próximo papa
La unidad será uno de los grandes retos. El profesor Roberto Regoli advierte que el catolicismo atraviesa polarizaciones internas, lo que podría alargar el cónclave. “Los cardenales deberán encontrar a alguien capaz de forjar una mayor unidad”, aseguró.
La reciente película “Cónclave”, premiada en los Óscar, ha popularizado aún más este histórico proceso, aunque desde el propio Vaticano recuerdan que la realidad supera a la ficción.
En un contexto mundial convulsionado, el perfil del próximo pontífice será crucial no solo para la Iglesia, sino también para el equilibrio diplomático y social internacional.