A medida que el coronavirus se propaga en más y más países, los expertos en salud pública están atribuyendo a los ciudadanos la responsabilidad de ayudar a frenar la pandemia. El distanciamiento social es la mejor forma de hacerlo. El geriatra Thomas Perls explica cómo funciona esta herramienta crucial.
¿Qué es la distancia social?
Es una herramienta que los funcionarios de la salud pública recomiendan para disminuir la propagación de una enfermedad que se transmite de persona a persona. Explicado de manera sencilla, significa que los individuos tienen que mantenerse suficientemente lejos los unos de los otros para que el coronavirus –o cualquier otro patógeno– no se expanda.
Según la descripción de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, la distancia social consiste en evitar las multitudes y mantener una distancia de dos metros con otras personas. Por ejemplo, los teatros de Nuevo York han cerrado temporalmente, se han cancelado muchas convenciones en todo el mundo y los colegios de Estados Unidos están cerrando. En mi caso, he dejado de tomar el tren en hora punta. Ahora, o trabajo desde casa o voy en coche con mi mujer o tomo el tren a las horas menos concurridas para poder mantener dos metros de distancia con los demás.
La distancia social también implica no tocar a otras personas. Y eso incluye los apretones de manos. El contacto físico es la vía de contagio más probable y la forma más fácil de expandir la enfermedad. Recuerde: mantenga una distancia de dos metros y no toque a los otros.
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La distancia social no puede prevenir el 100 % de los contagios, pero siguiendo estas simples reglas los individuos pueden jugar un rol crítico en disminuir la propagación del coronavirus. Si el número de casos no se mantiene por debajo de lo que el sistema de salud puede gestionar –lo que conocemos como frenar la curva–, los hospitales pueden verse sobrepasados, un problema que puede derivar en muertes innecesarias y sufrimiento.
Probablemente haya escuchado otros términos además de distancia social. Uno es “autocuarentena”, que significa aislarse de otros porque existe una posibilidad razonable de que haya estado en contacto con una persona con el virus.
Otro término es “cuarentena obligatoria”. Esta ocurre cuando las autoridades gubernamentales indican a un ciudadano que debe permanecer en un lugar, por ejemplo, su casa, durante 14 días. Las cuarentenas obligatorias pueden ordenarse en el caso de individuos que han dado negativo en el test del coronavirus, pero que probablemente se han expuesto al patógeno. En EE. UU., por ejemplo, se ha impuesto cuarentena obligatoria para los turistas de los cruceros y para quienes viajan desde la provincia de Hubei, en China.
¿Por qué funciona la distancia social?
Si se hace de una manera correcta y a gran escala, la distancia social rompe o disminuye la cadena de transmisión. Las personas pueden transmitir el coronavirus desde al menos cinco días antes de mostrar síntomas. La distancia social limita el número de individuos con los que un infectado tiene contacto (y a los que potencialmente puede contagiar) aún antes de darse cuenta de que tiene el virus.
Es muy importante tomarnos en serio la posibilidad de habernos expuesto al virus y hacer cuarentena. De acuerdo a una investigación publicada recientemente, la cuarentena individual debe durar 14 días para cubrir el periodo de tiempo durante el cual pueden presentarse síntomas de COVID-19, la enfermedad causada por el coronavirus. Si después de dos semanas la persona no tiene síntomas, entonces es razonable terminar el aislamiento. La cuarentena se podrá acortar, en el caso de individuos asintomáticos, en la medida que haya test disponibles para descartar el virus.
¿Por qué la distancia social es tan crucial?
Actualmente es la única herramienta que tenemos disponible para luchar contra el coronavirus.
Los expertos estiman que una vacuna podría tardar entre 12 y 18 meses. Por ahora no hay medicamentos disponibles que puedan ralentizar la infección por coronavirus.
Sin forma de conseguir que los enfermos mejoren o conseguir que sean menos contagiosos, la única estrategia efectiva es asegurarnos de tener una cobertura hospitalaria disponible para aquellos que la necesiten. La manera de lograrlo es disminuir o detener la proliferación del virus y reducir el número de casos.
¿Quién debería cumplirla?
Todos debemos mantener la distancia social para prevenir un tsunami de casos. Como geriatra, atiendo a los más vulnerables: los ancianos. Por supuesto, los mayores deben hacer todo lo posible para protegerse, practicando la distancia social diligentemente y cambiando sus costumbres hasta que la pandemia pase. Las personas menos vulnerables tienen que hacer todo lo posible para proteger a aquellos que sí lo son, ayudando a disminuir su exposición al COVID-19.
Si los ciudadanos, como un todo, se toman la distancia social en serio, se puede evitar la sobrecarga del sistema de salud. La evolución de la enfermedad depende en gran medida de estas acciones individuales.
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.