El excarabinero que entrega vida en África
La historia de Einer Rubilar, activista humanitario.
En Uganda el acceso al agua potable es limitado, los pobladores deben recorrer kilómetros para encontrarla, pero solo en lugares contaminados. Su consumo ha causado la muerte por cólera en miles de sus habitantes y la malaria es otro factor externo aterrador. Este chileno se atrevió a cambiar esta realidad. Su objetivo es construir pozos de agua potable para esas comunidades. Dice que lo inspiró la primera película “Tarzán”.
A cientos de kilómetros
“Una madre y su hijo (que estaba enfermo con malaria) me visitaron a mi casa en África. Por ser un hombre blanco pensaba la madre que podía curar al pequeño, pero el niño ya estaba muerto entre sus brazos”.
Cuando son las 9 de la noche en EE.UU., Einer Rubilar (45) desde un bar en New Jersey, mientras Bon Jovi ambienta la transmisión por celular con cámara frontal vía WhatsappVideo, lo más fuerte que ha vivido en Uganda fue ese episodio. Las luces iluminan el lugar donde está Einer y dejan en evidencia la noche y su bohemia. Cada minuto pasan menos automóviles y la transmisión en vivo se pega al relato de las mejores historias. La señal se cae mientras suena la canción It's My Life, sin embargo, sonríe al elevar su mano izquierda para encontrar mejor señal.
No obstante, él no es fanático de la tecnología. De piel trigueña por el sol africano, ojos almendrados, una sonrisa tímida, pero un gran conversador. Desde pequeño soñaba con ir a safaris, conocer leones, la flora y fauna de África lo atrapaba, al igual cuando vio por primera vez la película “Tarzán” dice él.
El sueño
“Mi sueño era ir a ese continente, desde muy pequeño, cuando por primera vez vi la película Tarzán. Ese hombre interactuando con la naturaleza, la forma en que lo hacía me emocionaba. Cuando entré a Carabineros de Chile (a los 17 años) mi sueño seguía intacto, África siempre estaba entre mis planes a futuro, pero no le contaba a nadie, era mi secreto”, recuerda Einer sentado en la terraza del bar.
Por más de diez años se desempeñó como carabinero, hasta que en 2002 renunció al uniforme, no para ponerse tapa barro como tarzán, pero si algo más cómodo dice él, sonriente. Agarró sus maletas y partió a Estados Unidos tras los pasos de una mujer norteamericana. Desde allí, realizó su primer viaje al continente de sus sueños, lugar en donde encontró una realidad que lo marcó para el resto de su vida.
“El día cuando viajó a Uganda, para mi tío fue impactante, sobre todo por la escasez de agua. Es algo que nosotros damos por hecho, muchos dirán (que empiece por casa, pero la gente en Uganda se muere de sed) un elemento vital que hoy no valoramos, nos contaba que existen miles de niños que jamás en su vida han visto agua limpia. Me llena de orgullo saber que mi tío hace lo que no muchos hacen y tiene la iniciativa que no todos toman”, reflexiona desde el otro lado del celular, Daniela.
El hombre blanco
Pasaron 20 minutos aproximadamente de trasmisión y empezó a recordar su tierra natal, San José de la Mariquina, su familia, sus sobrinas, sus ojos parecían pequeñas perlas brillando a cientos de kilometros de Valdivia. Lidiar con los viajes frecuentes a EE.UU. y Uganda uno empieza a extrañar a la familia, dice Einer pensativo.
La última vez que fue a Uganda le contó a sus sobrinas sobre su ONG internacional Begin Anew (“Comenzar de Nuevo”) y cuantos pozos hizo y de que manera los hace. “Él nos cuenta que trabaja en conjunto con la gente de la aldea allá. Nos cuenta que también van muchos voluntarios, nos muestra las fotografías y a medida que vamos viendo todos las imágenes nos va contando las historias”,dice Daniela, sobrina de Einer.
La video llamada comenzó a fallar, mientras tocaban otra canción de Bon Jovi, tuvo que cortar la transmición. “Te llamaré en 10 minutos más”,se escuchó con una voz preocupada de Einer. Decidí llamar a unos de sus amigos de la ONG Begin Anew, pero nada. Abrí el Mac y busqué en Twitter el nombre Einer Rubilar.
Me cambié de pestaña, y en Youtube puse su nombre, estaba junto a cinco niños de una aldea en Uganda, sonriendo y todos muy felices. Estaban alrededor de un pozo, todos miraban a Einer como si fuera un verdadero Tarzán, camisa exploradora, pantalones cafes de safari y anteojos para mirar a la pefección cada detalle de la contrucción del pozo. Entre la fauna y la flora al igual que en sus sueños, el hombre blanco apodo que le dio una madre junto a su hijo enfermo de malaria, pasaba horas y días trabajando para ellos. La sonrisa de Einer jamás desapareció en ese video.
Su amiga Verónica cuenta que desde niño Einer le encantaba ir a scoutsy destacó por su compañerismo y compromiso. “Ese fue uno de los motivos por los que se unió a Carabineros”,explica, “Cuando nos conocimos él me contó de su primer viaje y las consecuencias que le trajo a su vida en el ámbito familiar, llevándolo a un gran cambio, eso realmente le dio más fuerza para seguir su sueño, en ese entonces ya habían pasado unos 4 años, luego un día me dice, “Ya compré los pasajes y regreso a África” como algo que tenía pendiente en su corazón, y así lo hizo”,y agrega: “Allí también su trabajo fue reconocido, al igual que en diferentes localidades. Incluso lo distinguieron en varias oportunidades”.
Y 10 minutos pasaron, seguía en la terraza del bar de New Jersey, está vez con un polerón que dejaba en evidencia el frío de la noche, pero el calor de la conversaión seguía intacto.
El ex cabo primero Einer Rubilar se emociona cada vez que habla de Uganda y su gente“Lo que yo no sabía es que mi viaje a EE.UU. me llevaría a Uganda”, dijo el hombre, mientras la transmisión tenía la mejor señal.
“Quisiera poder estar allí con ustedes, como voluntaria, reunir el dinero necesario, y partir hasta allá y hacer ese aporte, ayudar por lo menos hacer dos pozos, me enorgullece tu obra, llena mi corazón, yo soy de Algarrobo. Saludos desde Chile a todos, espero conocerlos personalmente algún día no muy lejano”,escribió María Elena en el Facebook de Einer.
Sin duda, Einer traspasa fronteras, su carisma, simpatía y lo que hace en ese continente es increíble, como dice el amigo y presidente de Begin Anew, Cristian Yanten. Sin la ayuda del internet sería difícil ver todo el trabajo logrado hasta ahora en Uganda y posiblemente, más complicado al no poder recibir la ayuda de diferentes partes del mundo. “Para mí, jamás será un trabajo ayudar a esas familias, ellos me ayudan a mí”,concluyó la transmisión en video Einer Rubilar.