Hace cuatro días, The New York Times sacudió Estados Unidos al exponer un sistema fraudulento que permitia ingresar estudiantes, vía falsificación de pruebas o cuantiosos pagos, a universidades prestigiosas del país. Entre los involucrados, donde figuran artistas de Hollywood y empresarios conocidos mundialmente, aparece un chileno: Agustín Huneeus (53).
Según los antecedentes, basados en una operación encubierta del FBI, Huneeus estuvo dispuesto a pagar hasta US$ 300.000 para que su segunda hija, Agustina, fuese admitida a la Universidad de California del Sur (USC).
A continuación, parte del informe del FBI que revela cómo el chileno sobornó para que su hija entrara a un prestigiosa universidad de California.
La estrategia perfecta
La USC es una entidad privada de alto prestigio. Ingresar a ella es complejo: sólo el 12% de sus postulantes son aceptados. Asimismo, la universidad es reconocida por su programa deportivo, siendo la segunda institución del país con más títulos en campeonatos universitarios.
Por ello, la estrategia de Huneeus consistió en mejorar, vía sobornos, los puntajes de Agustina en el examen de admisión SAT (equivalente a la PSU) y en hacerla pasar como miembro del equipo de waterpolo de su colegio.
El expediente
Diez páginas del expediente del caso son dedicadas al chileno. En ellas, se revelan diversas interceptaciones telefónicas. En el caso del SAT, Agustina fue ayudada durante el examen y en la corrección, obteniendo 1.380 puntos de un máximo de 1.600. Huneeus pregunta por qué no le pusieron 1.550, para asegurar su ingreso. “Porque hubiera sido sospechoso dado sus notas en el colegio”, le responden.
Dado que su resultado en el SAT no era destacado, apelaron a los méritos deportivos. Por ello, la hacen pasar una por jugadora de la selección de waterpolo. Al respecto, Huneeus pregunta cómo funciona el mecanismo, teniendo en cuenta que su hija no practica el deporte. Los siguientes, son extractos de una llamada interceptada publicados por Interferencia.
CW-1 (Testigo colaborador 1): Está bien, bien. Entonces, tengo que armar el perfil deportivo [de su hija]. Será un perfil de waterpolo, ahora.
HUNEEUS: Sí, sí.
(…)
CW-1: [Su hija se presentará] y si ellos, en el comité dicen está bien, está dentro. Entonces Donna Heinel me dice que está adentro y luego recibe una carta de admisión. Esa carta vendrá a mí y te enviaré esa carta, y puedes guardarla tú mismo, ella no sabrá nada. En ese momento, usted firmará un cheque por US$50.000, le daré la dirección y exactamente a quién …
HUNEEUS: Está bien, ¿entonces no hay posibilidad de que le dé esos 50 y luego ella no sea admitida?
CW-1: No lo enviará hasta que recibas la carta.
HUNEEUS: Ah, vale. Lo tengo.
CW-1: Y luego, el 25 de marzo, cuando envíen el resto de las cartas, recibirá su última carta. Será un paquete oficial y regular. Las cosas normales que envían (a los estudiantes admitidos).
HUNEEUS: Entiendo.
CW-1: En ese momento (…) usted enviará un cheque de US$ 200.000 a nuestra fundación. Usted recibirá su carta de agradecimiento, con su cancelación, identificación y devolución de impuestos, y luego Jovan [Vavic, el entrenador de waterpolo] me llamará y me dirá: “De acuerdo, así es como quiero que se divida el dinero “, y así sucesivamente. Y eso no sucederá hasta alrededor del 1 de abril.
A continuación, Huneeus reconoce en la llamada que su hija no estaba calificada para ser recluta del equipo de waterpolo de la universidad.
HUNEEUS: … Porque yo, eh, comprendes que [mi hija] no está apta para entrar a ese equipo.
CW-1: No, no, él (Jovan) es alguien mío… Y él sabe que ella no viene a jugar, él sabe todo eso.
HUNEEUS: Ok.
Finalmente, Agustín Huneeus recibe la carta de aceptación de su hija a USC, donde la universidad señala que la admiten “porque tiene el potencial de ayudar al programa deportivo”.
Y paga los 50 mil dólares que le pidieron.
Nada dura para siempre
En otra parte del diálogo, Huneeus pregunta cuál es el riesgo de la operación y que le “estalle en la cabeza”. Cw-1 le contesta que nunca ha pasado en 24 años. Que todo está asegurado.
El 29 de noviembre pasado lo llaman para advertirle de la investigación del FBI, le dicen que tiene que decir que su pago de 50 mil dólares era una donación una fundación. “Tenemos que estar en la misma versión, porque evidentemente van a preguntar por ese monto y, claro, no podemos decir lo que pasó de verdad”.
A lo que Huneeus contenta: “Amigo, amigo, ¿crees que soy idiota? Diré que la donación fue porque estoy conmovido por la forma como la Fundación ayuda a niños sin privilegios a entrar a la universidad”.