Durante la madrugada de este jueves, personal de seguridad municipal de San Bernardo, con apoyo de Control de Orden Público de Carabineros, demolió un narcomausoleo ubicado en calle Alonso de Soto. La estructura conmemoraba a Jonathan Valenzuela Seguel, conocido como “El Toti”, un joven con amplio historial delictual que murió asesinado a tiros en 2022.
Una figura ligada al crimen desde la infancia
Jonathan Valenzuela comenzó su carrera delictiva a los 11 años y, hasta su fallecimiento a los 18 años, acumuló múltiples antecedentes penales: robo con intimidación, robo en lugar habitado, porte ilegal de armas, receptación y ocultación de identidad.
Falleció el enero de 2022 tras ser baleado en la vía pública, y posteriormente trasladado al Hospital El Pino, donde murió a causa de las heridas.
Demolición preventiva y sin incidentes mayores
Para prevenir incidentes como los registrados en anteriores intervenciones similares, las autoridades cerraron el perímetro y desplegaron un operativo que incluyó maquinaria pesada para la demolición. Aun así, algunos vecinos se manifestaron en contra del procedimiento, aunque fueron controlados pacíficamente por Carabineros.
Alcalde White: “No vamos a glorificar la delincuencia”
El alcalde de San Bernardo, Christopher White (PS), justificó la demolición señalando que el mausoleo “tenía imágenes del fallecido posando con armas”, y que representa un tipo de figura que “San Bernardo no necesita reconocer ni glorificar”.
Respecto al entorno, White evitó entregar detalles de incivilidades asociadas al mausoleo para no estigmatizar el barrio: “La delincuencia se mueve, no tiene límites, y no vamos a responsabilizar a toda una comunidad”.
Una política sostenida contra los narcosímbolos
Esta demolición se enmarca en una serie de acciones impulsadas por municipios y el Ministerio del Interior para desarticular narcosímbolos —estructuras físicas que buscan enaltecer figuras delictuales—, los que se consideran una amenaza simbólica para la convivencia y la percepción de seguridad en barrios vulnerables.
La demolición de estos espacios busca enviar un mensaje de autoridad y frenar la naturalización del narcotráfico como parte del entorno urbano.