Un revelador informe del Instituto de Políticas Públicas de la Universidad Andrés Bello (UNAB) ha puesto sobre la mesa una paradoja en la evolución de la calidad de vida de los chilenos. Mientras que gran parte de la población ha visto una mejora significativa en áreas como la educación y el acceso al consumo, otras dimensiones fundamentales, como la seguridad en los barrios y el acceso a la vivienda propia, muestran un preocupante retroceso. Este estudio, el primero de su tipo en Chile, analiza cómo ha cambiado la situación social de los chilenos de entre 35 y 55 años en comparación con sus padres.
El Estudio Nacional de Movilidad Social Multidimensional se basa en una medición intergeneracional que incluye no solo ingresos y ocupación, sino también aspectos clave como la educación, salud, vivienda, habitabilidad, consumo y seguridad en los barrios. La movilidad social promedio en Chile se ubica en un 12%, lo que indica que en general, los chilenos han mejorado su calidad de vida respecto a la generación anterior. Sin embargo, este avance se encuentra moderado por los significativos retrocesos en algunas áreas clave.
Educación y habitabilidad: pilares del progreso
Entre los resultados más destacados, el informe muestra que la educación es el área que más ha contribuido a la movilidad social ascendente. Un 52,4% de los encuestados afirma haber alcanzado un nivel educacional superior al de sus padres, lo que ha abierto las puertas a mejores oportunidades laborales y de consumo. Raúl Figueroa, director ejecutivo del Instituto de Políticas Públicas de la UNAB, enfatiza que “la movilidad ascendente en la educación es del 61%, lo que refleja que una gran mayoría ha superado a sus padres en nivel educativo, contribuyendo no solo a su bienestar individual, sino también al desarrollo económico del país”.
Otro aspecto clave es la habitabilidad, que se refiere a la cantidad de espacio disponible por persona en el hogar. El estudio revela que un 48% de los chilenos vive en condiciones más holgadas que sus padres, lo que refleja un avance importante en la calidad de vida en cuanto a vivienda, aunque el acceso a la vivienda propia no ha seguido la misma tendencia.
Deterioro en la seguridad y acceso a la vivienda
A pesar de estos avances, el estudio destaca áreas donde la movilidad social ha sido descendente, siendo la seguridad en los barrios la más afectada. Un alarmante 51,3% de los encuestados indicó que viven en barrios más inseguros que aquellos en los que crecieron.
Gonzalo Valdés, subdirector del Instituto UNAB, señala que este deterioro en la seguridad pública responde a “un cambio social que ha generado una sensación de vulnerabilidad, especialmente en las zonas urbanas. Más de la mitad de los chilenos siente que sus barrios son menos seguros que los de sus padres, lo que es reflejo de una realidad preocupante”.
La percepción de inseguridad está directamente relacionada con el aumento de hechos delictivos y la sensación de miedo en las comunidades. Según el informe, la movilidad social descendente en seguridad es del 42,7%, lo que significa que casi la mitad de los encuestados vive en condiciones de mayor riesgo que en su infancia.
Por otro lado, el acceso a la vivienda propia también presenta un panorama desalentador. Mientras que en generaciones anteriores era común que las familias lograran adquirir una propiedad, en la actualidad un 26,9% ha experimentado una movilidad descendente en esta dimensión, es decir, han pasado de vivir en viviendas propias a arrendadas o en situaciones más precarias.
“El acceso a la propiedad se ha visto obstaculizado por el aumento del valor del suelo y las tasas de interés, lo que ha generado una caída en la movilidad social en esta área”, añade Gonzalo Valdés.
Otras áreas de avance y retroceso
El informe también resalta otros indicadores importantes. El acceso al consumo ha mejorado para el 51,5% de los encuestados, lo que refleja un mayor acceso a bienes y servicios en comparación con generaciones anteriores. Esto se ha visto favorecido por el aumento de la bancarización y el acceso al crédito, que ha permitido a los chilenos adquirir más productos y mejorar su nivel de vida. No obstante, un 19,6% de los encuestados señala que su capacidad de consumo es inferior a la de sus padres, lo que pone de manifiesto que el avance no ha sido equitativo.
En cuanto al acceso a la salud, un 40,2% de los encuestados indica que tiene un mejor acceso a servicios de salud que sus padres, lo que refleja una mejora en la infraestructura y atención médica en las últimas décadas. Sin embargo, un 28,7% señala haber experimentado un retroceso, lo que apunta a que aún existen grandes brechas en la calidad del acceso a la salud.
Palancas de cambio: los determinantes de la movilidad social
Además de medir la movilidad social, el estudio identifica las principales palancas de cambio que han influido en estos avances y retrocesos. Entre los factores más relevantes se encuentran el nivel educacional de los padres, el capital social y las condiciones de la infraestructura escolar. Asimismo, factores individuales como el esfuerzo escolar y la capacidad de razonamiento abstracto juegan un rol crucial en la movilidad social ascendente.
Según Francisca Espinoza, investigadora del Instituto UNAB, “el razonamiento abstracto y el esfuerzo escolar son determinantes clave para mejorar los niveles de educación y acceso al consumo. La educación temprana es fundamental para desarrollar estas habilidades”.
No obstante, el estudio también destaca factores que limitan la movilidad social, como la violencia en la infancia y la discriminación de género. De acuerdo con los resultados, las mujeres experimentan una menor movilidad social neta (13%) en comparación con los hombres (19%), y aquellas que no tienen un trabajo remunerado enfrentan un 11% menos de movilidad.
Una herramienta para la política pública
Raúl Figueroa concluye que este estudio “es una herramienta de focalización que permite identificar las palancas efectivas para generar movilidad social y orientar las políticas públicas hacia un mayor bienestar para todos”. El desafío, según el informe, es mejorar las áreas donde la movilidad social ha sido descendente, como la seguridad y el acceso a la vivienda, para continuar construyendo una sociedad más equitativa
El Estudio Nacional de Movilidad Social Multidimensional ofrece una radiografía precisa de los avances y desafíos que enfrenta el país, proporcionando información crucial para la formulación de políticas públicas que promuevan la igualdad de oportunidades y mejoren la calidad de vida de todos los chilenos.