La crisis del coronavirus está teniendo un serio impacto en la salud y en la seguridad de las mujeres, que asumen el mayor coste físico y emocional y tienen mayor riesgo de contagio por su continua exposición al virus.
Los ciudadanos estamos cumpliendo con nuestra parte en la primera fase de la pandemia. Ahora, el cómo, cuándo y a qué velocidad pasamos a la siguiente fase es responsabilidad directa de las autoridades.
Que el coronavirus SARS-CoV-2 haya irrumpido en nuestras vidas como lo ha hecho, obligándonos a confinarnos, provoca que las rutinas diarias se diluyan. Y eso afecta a la calidad y duración del sueño.