El Banco Mundial advirtió este lunes que el crimen organizado en América Latina y el Caribe está agravando el ya frágil crecimiento económico de la región. Según el último informe, las tasas de victimización son tres veces superiores al promedio mundial, mientras que los homicidios superan la media global por ocho veces.
La violencia, sumada a la inestabilidad institucional, ha llevado al organismo a proyectar que América Latina será la región con menor crecimiento global: un 2,1% en 2025 y un 2,4% en 2026.
Una amenaza que trasciende fronteras
“El crimen organizado ya no es un problema aislado; exige un diálogo regional y global”, afirmó Carlos Felipe Jaramillo, vicepresidente del Banco Mundial para América Latina y el Caribe.
El reporte destaca que entre los 20 principales países en tráfico de cocaína, 17 son latinoamericanos. México encabeza la lista al aparecer en 13 de 15 mercados ilícitos analizados, seguido de Brasil y Colombia.
Factores que alimentan el crimen organizado
Entre las causas que explican este fenómeno, el informe identifica:
- Creciente demanda mundial de bienes ilegales.
- Intervenciones estatales que reconfiguraron redes criminales.
- Impacto de la pandemia de Covid-19 en zonas con débil presencia estatal.
El Banco Mundial propone fortalecer estratégicamente las capacidades de cárceles, policía y sistemas de justicia, además de programas preventivos dirigidos a jóvenes en riesgo de ser reclutados por grupos criminales.
Impacto económico y social
El economista jefe para América Latina, William Maloney, subrayó que combatir la delincuencia es una “prioridad de desarrollo” porque el crimen organizado:
- Reduce y distorsiona la inversión privada.
- Desvía recursos públicos hacia usos improductivos.
- Destruye capital humano y físico.
- Debilita las instituciones y la gobernabilidad.
- Profundiza las desigualdades sociales.
El Banco Mundial concluye que, de no actuar, la violencia podría convertirse en un lastre permanente para el desarrollo de la región.